Tafoni.
(Foto: J. Pedraza).

En los dominios áridos, la morfogénesis está condicionada por la sequedad, la escasez de lluvias y la acción del viento. Existe un predominio de los procesos de meteorización mecánica lo que genera gran abundancia de fragmentos rocosos. Los procesos característicos son:

Termoclastía en los desiertos continentales con fuertes amplitudes térmicas diurnas, provocando la exfoliación en capas gruesas, facilitado por las diaclasas en las rocas cristalinas.

Hidroclastía en que ocurre alternancia de desecación por evaporación rápida y humectación durante los chubascos, las arcillas saturadas de agua se descaman en láminas o se dislocan en polígonos, y también ocurre la desagregación granular en las rocas cristalinas por descomposición de las micas y feldespatos.

Haloclastía que favorece la alveolización en el desierto costero, este salzprengung contribuye a la formación de tafonis en las paredes de las rocas cristalinas.

La acción pluvial es espasmódica y puede manifestarse como escurrimiento difuso y/o en napa superficial a través del lavado aerolar. Esto contribuye a la formación de regueras y cárcavas producidas por las lluvias ocasionales que también suelen tener efectos desastrosos, como el aluvión ocurrido en Antofagasta, Chile en 1991.


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