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Formación de regueras por acción
de la lluvia.
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Ocurre si la cantidad de agua precipitada y la pendiente
lo permiten. Se caracteriza por la capacidad de los
hilos de agua de incidir la superficie del suelo y de
labrar acanaladuras, incisiones, de sólo algunos
cm de profundidad (rill erosion).
Estas acanaladuras funcionan solo esporádicamente
y pueden desaparecer al crecer plantas. En los campos
cultivados, los trabajos agrícolas impiden su
desarrollo.
La aparición de estas regueras en una ladera,
es señal de que la erosión de suelos entra
en una fase crítica que es necesario manejar.
A mayor actividad erosiva, se generan incisiones, regueras
y cárcavas (gully erosion) cuya profundidad es
del orden de 1 metro y el largo de varias decenas a
centenas de metros. En esta situación, en cada
lluvia el escurrimiento sigue las mismas líneas.
La profundización y ensanchamiento; de las cárcavas
ocurren primero formando un perfil transversal en V
y después en U; es tan rápido como su
alargamiento que se hace por erosión regresiva
(retroceso de la cabecera).
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