Los procesos morfodinámicos corresponden a una serie de acciones sucesivas y/o simultaneas y sinérgicas a través de las cuales los agentes morfogenéticos, principalmente los externos, son capaces de modelar las formas de la superficie terrestre. Los procesos morfodinámicos están asociados a una secuencia conformada por la erosión de las rocas, el transporte de los materiales removidos y la sedimentación de dichos detritos. En consecuencia, los procesos morfodinámicos dependen de una serie de factores externos relacionados con la energía del agente morfogenético y la posición geomorfológica y de factores internos tales como la composición mineralógica de las rocas, su textura y grado de cohesión.

La denudación, es decir, el proceso
morfodinámico externo, es el modelador de la superficie terrestre y el generador de las geoformas. El proceso comienza con la meteorización o erosión in situ de las rocas a través de la intemperización o influencia de los elementos del clima tales como los cambios de temperatura y las precipitaciones. Esta meteorización prepara las rocas para ser erosionadas (ver figura 1).

La erosión, en tanto, es la remoción de las partículas de las rocas a través de procesos como la abrasión hidráulica o la deflación eólica, o simplemente la erosión de la energía cinética de ambos elementos, agua y viento. La erosión es la responsable del rebajamiento del relieve transformándolo en relieve destructivo.

Las partículas removidas son transportadas por el mismo agente según la competencia de la energía cinética. Dependiendo de la forma de transporte, se pueden denominar la siguiente tipología: fluviales, por aguas de escurrimiento superficial; glaciales, por hielo; marinas; cólicas, por el viento.

Finalmente, la sedimentación corresponde al depósito de los materiales removidos y desplazados en las dos etapas anteriores. La sedimentación ocurre cuando la energía cinética del agente
morfogenético no es capaz de seguir transportando el material por pérdida de competencia. Dependiendo del agente de transporte, la sedimentación de los materiales presenta cierta disposición característica que es fácilmente reconocida en el depósito. Estas características de sedimentación reciben el nombre de facies. Existe, de esta manera, una facies eólica de estratos entrecruzados, una facies lacustre de estratos horizontales homogéneos y finos con intercalaciones de rodados, una facies fluvial en donde los rodados se disponen en lentejones, una facies marina donde los rodados se disponen horizontalmente, una facies glacial con rodados poco redondeados en una masa ingente de material fino dispuesto caóticamente, similar a la facies de depósitos coluviales, etc.