Debido a que el equilibrio morfodinámico es precario, es decir, se manifiesta raramente sobre la superficie terrestre, generalmente predominan los procesos destructivos sobre los constructivos o viceversa. La teoría de la biorexistasia indica que cuando los procesos morfogenéticos son más activos que la pedogénesis, el paisaje se encuentra en rexistasia. Por el contrario, cuando los procesos pedogenéticos son más activos que los morfogenéticos, predomina la biostasia. Desde el punto de vista del equilibrio morfodinámico, estos últimos son áreas menos activas donde procesos de meteorización están actuando in situ. Por tanto, el equilibrio morfodinámico es estable y los procesos genéticos se encuentran compensados con aquellos destructivos.