El
acantilado en retroceso forma en su base
una superficie relativamente plana
denominada plataforma de abrasión.
Esta superficie de suave pendiente se debe
a la corrosión generada por la
corrosión de los rodados y la
acción hidráulica del
oleaje. La plataforma se amplía a
medida que las olas continúan su
ataque. Algunos de los derrubios
producidos por las olas rompientes quedan
a lo largo del litoral como parte de la
playa, mientras que el resto es
transportado mar adentro.
En la secuencia de fotos de la isla
Robinson Crusoe (ver fotos
1 y
2),
las plataformas de abrasión
están labradas en rocas
volcánicas compuestas por brechas y
conglomerados que se disponen en estratos
subhorizontales lo que favorece la
acción abrasiva del oleaje y la
formación de plataformas que
constituyen el habitat del lobo marino
fino de dos pelos.
En las costas rocosas bajas, por la
resistencia de algunas rocas, se reconocen
afloramientos de escollos
rocosos en la zona intermareal, los cuales
están total o parcialmente
sumergidos en pleamar,
quedando descubiertos en bajamar.
La acción de erosión
diferencial del oleaje se debe a la
distinta resistencia, compactación
y composición química de las
rocas. La expresión
morfológica de la erosión
diferencial por el oleaje es la
formación de arcos,
muescas de
abrasión
que son formas de socavado en sectores con
presencia de líneas y áreas
de debilidad litológica y de
fracturas.
En el nivel intermareal de los acantilados
vivos en contacto con el agua marina,
ocurren procesos químicos y
biológicos, lo cual genera la
descomposición de los minerales que
son removidos por la acción del
oleaje, en la base del acantilado se forma
un socavamiento o muesca de
abrasión el cual provoca la
desestabilización de la pared
rocosa (ver fotos
7 , 8 y
9).
En las rocas calcáreas, se forman
muescas por disolución de la roca
en contacto con el mar, así mismo,
las acciones biogénicas
también colaboran en la
desintegración de la roca por
acción de algas litotamnium
(ver foto
8).