Volumen de la sangre. |
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Como hemos visto,
durante el desarrollo embrionario y fetal la placenta
actúa como un órgano que transfiere
oxígeno y nutrientes desde la sangre materna a la
circulación fetal, ocurriendo lo inverso con los
desechos metabólicos fetales y con el dióxido
de carbono. Esta situación hace que la
circulación fetal presente una conexión
vascular con la placenta, a través de los vasos
umbilicales y, mediante puentes circulatorios, se excluya a
la circulación pulmonar.
Así, a
través de las arterias umbilicales, la sangre con
baja saturación de oxígeno y con los desechos
metabólicos se dirige hacia la placenta. Allí,
a través de los capilares placentarios, se produce la
oxigenación y la incorporación de nutrientes a
la sangre fetal. Esta sangre, con una saturación de
un 80% de oxígeno, es conducida hacia el feto por
medio de la vena umbilical. A nivel del hígado, una
buena parte de la sangre de la vena umbilical (el 60%) es
derivado a través del ducto venoso hacia la vena cava
inferior. La fracción restante circula a
través de los sinusoides hepáticos; vasos
sanguíneos que están participando de la
elevada actividad metabólica del hígado
fetal.
En el punto de abocadura en ducto venoso con la vena cava inferior se produce una segunda mezcla de sangre oxigenada (contenida en el ducto venoso) y sangre desoxigenada (contenida en vena cava inferior). A pesar de esta mezcla la sangre transportada por la vena cava inferior hacia el atrio derecho conserva un alto contenido de oxígeno.
Como hemos visto en la circulación fetal, a través de los puentes vasculares y tabiques valvulares, se logra colocar a nivel del atrio izquierdo, de lo disponible a ese nivel, la sangre más oxigenada posible. La sangre que pasa a través del foramen oval, se mezcla con la sangre de las venas pulmonares que drenan en el atrio izquierdo (cuarta mezcla de sangre oxigenada y desoxigenada) y pasa al ventrículo izquierdo a través del orificio bicuspideo. Aquí, la sangre es eyectada por la aorta y sufrirá una quinta mezcla (sangre oxigena y desoxigenada) en el punto de abocadura del ducto arterioso con la aorta descendente.
El ducto arterioso
conecta, en ese sentido, la arteria pulmonar izquierda con
la aorta y deriva la mayor parte de la sangre del circuito
pulmonar, afuncional en el feto, hacia la aorta, evitando
así la sobrecarga vascular de los pulmones fetales.
Es interesante notar que las primeras ramas de la arteria
aorta: las arterias coronarias, las arterias
carótidas y las arterias subclavias, que irrigan el
extremo cefálico del feto, reciben de la sangre
disponible la más oxigenada, para nutrir tejidos
críticos, como el corazón y el cerebro;
órganos en desarrollo que requieren una mayor
concentración de oxígeno.
Cambios circulatorios al nacimientoAl momento del nacimiento ocurren importantes adaptaciones funcionales que permiten separar los circuitos vasculares, pulmonar y sistémico, permitiendo la ventilación de la sangre a nivel pulmonar. Así, la ligadura
del cordón umbilical produce una disminución
notable de la presión a nivel del atrio derecho; y
las primeras respiraciones (llanto del recién nacido)
produce un incremento importante en el flujo pulmonar y en
la presión a nivel atrio izquierdo. Producto de ello,
el septum primun se apone al septum secundum,
cerrándose el foramen oval, y estableciéndose
una separación funcional entre ambos atrios.
Del mismo modo, la musculatura lisa de la pared del ducto arterioso se contrae produciendo su cierre, y atrofia, transformándolo al final en ligamento arterioso. De esta manera, quedan los circuitos vasculares mayor y menor completamente separados.
Por su parte, el
ducto venoso se oblitera y forma el ligamento venoso, en la
cara inferior del hígado.
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[Introducción][
[Area
Cardiogenica y tubo cardiaco][Asa
cardiaca y pericardio]
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