Los ríos son uno de los principales agentes modeladores de la superficie terrestre capaces de efectuar incisión vertical de los lechos y también erosión lateral. Son grandes agentes de transporte de sedimentos de distinto tamaño y producen formas de acumulación, especialmente en su curso medio e inferior. El río Nilo, en Africa es uno de los más largos, y el Amazonas en América del Sur transporta la mayor cantidad de agua, por su parte el río Amarillo en China es uno de los que transporta más sedimentos en suspensión.

Dependiendo de la pendiente del cauce, aumentará o disminuirá la velocidad del flujo de agua. Además, la velocidad del escurrimiento dependerá de la rugosidad del perímetro mojado, ya que cuanto más rugoso más resistencia ofrece al desplazamiento del fluido, por efecto del roce. Como resultado, el agua que circula en las áreas próximas al perímetro mojado, se desplazará más lentamente, en tanto, en las áreas centrales del cauce, el agua adquiere una mayor velocidad. Esto se conoce como flujo laminar.

No obstante, el cauce presenta irregularidades asociadas a la rugosidad del fondo y a los materiales que el agua transporta. Estas irregularidades generan en el flujo diversas y complejas trayectorias en movimientos helicoidales generando turbulencias que pueden estar acompañadas de movimientos verticales y horizontales
(ver figura 1). De este modo, si bien la velocidad del flujo depende de la pendiente del cauce, puesto que la gravedad impulsa la escorrentía fluvial, y de la cantidad de agua, es la geometría del cauce (su amplitud, profundidad y rugosidad), el factor fundamental para definir la velocidad del agua, la cual dependerá del radio hidráulico.

La medida del flujo de agua que pasa por un cauce se denomina
caudal, que es un parámetro importante para estimar la energía de un río. Por su parte, la competencia y la capacidad de carga del río, son parámetros importantes desde el punto de vista morfodinámico. Del volumen de agua que fluye en un canal de escurrimiento y de su pendiente dependerá finalmente, la capacidad del río para provocar diferentes procesos modeladores.

Perfil longitudinal


La velocidad del flujo de agua en un cauce está estrechamente relacionada con la energía cinética, la cual es el agente que genera la morfogenética fluvial. De ella depende la capacidad de erosión y transporte fluvial y de acumulación aluvial.

El perfil longitudinal de un río es la representación gráfica de la línea que traza un curso desde su nacimiento hasta su
nivel de base, y a lo largo de él se aprecian las diferentes competencias del flujo. Mientras mayor competencia posea el caudal mayor capacidad de erosión y transporte poseerá el escurrimiento (ver figura 2). Así a lo largo de un río, se reconoce un curso superior, curso medio y curso inferior.

En los ríos jóvenes, los perfiles longitudinales inicialmente son muy irregulares con tramos relativamente poco inclinados y otros muy inclinados cuando hay
rápidos y cascadas, este perfil se va regularizando con el tiempo por suavización de las cascadas. El río tiende hacia un perfil de equilibrio en que el río ni erosiona ni produce depósito, es decir, la energía es justa para transportar la carga de materiales. Esta es una noción teórica puesto que los ríos nunca alcanzan su perfil de equilibrio ya sea porque cambian las condiciones climáticas o bien porque se producen movimientos de origen tectónico que alteran el curso y por esto, sólo algunos tramos en el curso medio del río pueden aproximarse a esas condiciones ideales de equilibrio.

Gracias a su capacidad de erosión, los flujos superficiales acarrean gran cantidad de materia sólida denominada carga fluvial, la cual será depositada cuando la competencia del río no sea suficiente para transportarla dentro del volumen de agua.