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Se produce
como carga disuelta y como carga sólida. La carga
sólida puede desplazarse por arrastre, rotación
y saltación. La meteorización
química de ciertos tipos de rocas como las calizas,
provee de materiales en disolución. La suspensión
afecta a las partículas sólidas más
finas que son mantenidas por la turbulencia de la corriente.
La carga de fondo está constituida por las partículas
de mayor peso y tamaño (ver
figura 1 y 2).
La capacidad
de
carga
de un río es directamente
proporcional a la velocidad de la
corriente. Por otra parte, hay una
relación entre la velocidad de la
corriente y el tamaño de las
partículas. En la Figura se
reconocen tres campos: uno en que la
corriente puede producir erosión,
otro en que la corriente produce
transporte y un tercero en que ocurre
sedimentación. El gráfico
indica la velocidad necesaria para que la
corriente erosione partículas de
varios tamaños extraídas del
fondo o desde las paredes del cauce. Se
observa que a medida que los fragmentos
aumentan en tamaño se necesitan
velocidades cada vez más altas para
su desplazamiento, así mismo, que
la velocidad requerida para que se inicie
la movilización puede ser mayor que
aquella necesaria para mantener el
material en transporte. Las arcillas
tienen un comportamiento hidráulico
diferencial debido a fuerzas
electrostáticas entre las
partículas, por ello necesitan
velocidades de flujo casi equivalentes a
los tamaños mayores para ser
removilizadas (ver figura
3).
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