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Tal como ocurre
con el desarrollo de los genitales internos, entre la
tercera y séptima semana los genitales externos
presentan un estado indiferenciado, situación que
está plenamente definida hacia la décima
cuarta semana de desarrollo. Durante el período
embrionario y fetal la testoterona inducira la
virilización de los genitales internos, externos y
del cerebro.
Hacia la quinta semana, se desarrolla a los lados de la membrana cloacal un par de pliegues llamados pliegues cloacales; estos pliegues se unen en la zona anterior de la membrana cloacal formando el tubérculo genital. El proceso de tabicación de la cloaca, a través del septum urorectal, va a dividir a los pliegues cloacales en una porción dorsal, los pliegues anales que circundan a la membrana anal y en una porción ventral, los pliegues uretrales que rodean a la membrana urogenital. En el curso de la séptima semana, la membrana urogenital se abre comunicando el seno urogenital con la cavidad amniótica. Posteriormente, hacia lateral de los pliegues uretrales se forman las eminencias genitales o labio escrotales; elementos que darán origen a los labios mayores en los fetos de sexo femenino y al escroto en los de sexo masculino. Genitales externos masculinosEn el
embrión de sexo masculino los tejidos que rodean al
seno urogenital sintetizan la enzima 5-alfa reductasa,
compuesto que convierte la testoterona en
dihidrotestosterona. La interacción de la
dihidrotestosterona con los receptores específicos va
a provocar que los genitales externos indiferenciados se
desarrollen para formar el pene, el escroto, y tambien
induce la formación de la prostata. En estas
condiciones, el tubérculo genital se desarrolla para
formar el pene, cuyo extremo se dilata formando el glande,
elemento que se encuentra separado del cuerpo del pene por
el surco coronario.
El seno
urogenital se extiende en la superficie caudal (ventral) del
falo, formando una hendidura, el surco uretral, cuyo fondo
está cubierto por una capa de células
endodérmicas que forman la placa o lámina
uretral. El surco uretral, que en los fetos de sexo
masculino es largo y ancho, se va cerrando progresivamente
por la aproximación y fusión de los pliegues
uretrales; proceso que avanza hacia el extremo distal del
pene.
Un
poco más tarde, durante el cuarto mes, desde el
vértice del glande del pene surge un brote
ectodérmico que progresa en el espesor de él
hasta contactar con la uretra peneana. Posteriormente este
brote epitelial se canaliza para formar la porción
balánica de la uretra y su extremo distal, en el
vértice del glande, forma el meato urinario
externo.
Las
eminencias genitales en los fetos de sexo masculino se
agrandan y se desplazan progresivamente hacia la
región inguinal del tronco, fundiéndose en la
línea media para formar las bolsas escrotales; los
vestigios de esta fusión se aprecian en el rafe
escrotal.
Genitales externos femeninosLa
diferenciación sexual primaria es de carácter
femenino, no depende de hormonas e incluso se desarrolla en
ausencia de ovarios. Así, en ausencia de factores
virilizantes, en el embrión femenino no se produce un
desarrollo notable del periné. Los pliegues labio
escrotales no se fusionan y dan origen a los labios
mayores.
Del
mismo modo, los pliegues uretrales no se fusionan
transformándose en los labios menores. El
tubérculo genital tiene un desarrollo limitado y se
flecta hacia abajo para formar el clítoris; cuyo
extremo se dilata formando el glande del
clítoris.
El
seno urogenital definitivo, que en los fetos de sexo
femenino es corto y de bordes agudos, persiste abierto y da
origen al vestíbulo vaginal espacio en el cual se
abre el orificio vaginal en la zona posterior, y en la zona
anterior se abre la porción pélvica del seno
urogenital; elemento que posteriormente formará la
uretra femenina
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