La floración de las plantas es bastante
desconcentrada, producto del hábito de crecimiento y del tipo de
arquitectura que ellas presentan. En este sentido, las plantas van floreciendo
gradualmente en la medida que se desarrollan los distintos niveles de ramificación,
hasta alcanzar normalmente tres a cuatro pisos de floración; debido
a esto, es que en un momento dado en una misma planta es posible observar
vainas ya formadas, inflorescencias en plena floración y botones
florales en desarrollo. En este sentido, se induce una severa competencia
entre las vainas cuajadas ubicadas en las ramas primarias, las inflorescencias
del nivel superior y las ramas y hojas en crecimiento, existiendo un largo
período en que ocurre crecimiento vegetativo y reproductivo en forma
simultánea en cada planta. Actualmente, sin embargo, a través
de la genética se está tendiendo a cultivares de floración
más concentrada, de manera de favorecer una maduración más
simultánea; esto resulta determinante para maximizar el resultado
de la cosecha mecanizada. Además, se busca que la floración
se concentre más en la parte media alta y alta de las plantas y
que éstas alcancen una menor altura.