Las plantas, a partir de sus primeros estados,
desarrollan un sistema vigoroso de raíces, en el cual la radícula
se va convirtiendo gradualmente en una raíz pivotante (Figura 4);
esta última, normalmente alcanza entre 40 y 50 cm de profundidad,
con un máximo, que bajo condiciones óptimas, puede llegar
hasta 1 m. El sistema radical presenta cuatro filas de raíces laterales,
las cuales no son muy numerosas, pero tienen una estructura firme y varias
capas de corteza secundaria que ayudan a la planta en su tolerancia a la
sequía.
Figura 4. | Sistema radical de una planta en que se observa la elongación de la raíz pivotante, la cual en un comienzo correspondió a la radícula. |