Una vez que ocurre el proceso de fecundación,
los pétalos de la flor vuelven a cerrarse envolviendo al ovario
fecundado. Inmediatamente a continuación los pétalos se marchitan,
para luego desprenderse y dejar en evidencia una vaina pequeña que
porta rudimentos del estilo en su ápice (Figura 16). Por otra parte,
los filamentos de los estambres rodean inicialmente a la vaina, pero prontamente
se secan y caen.
Figura 16. | Vaina que aún muestra rudimentos de la flor. |
Las vainas o legumbres corresponden a frutos, cada uno de los cuales está compuesto por dos valvas que conforman el pericarpio; las vainas presentan un ápice agudo o truncado y un pedicelo corto que puede ser recto o curvo. Dependiendo del cultivar y de su posición en la planta, las vainas pueden contener entre 3 y 10 semillas; su longitud puede variar entre 4 y 12 cm y su ancho entre 1 y 2 cm.
Inicialmente, las vainas manifiestan su
crecimiento solamente a través de un aumento en su longitud y en
su ancho; posteriormente, se incrementa el grosor de sus paredes, comenzando
a aumentar el tamaño de su cavidad aproximadamente 10 días
después de la antesis; las vainas, sin embargo, se mantienen planas
en apariencia hasta que alcanzan su máxima longitud. En forma previa
al inicio del crecimiento de los granos, las vainas van desarrollando un
tejido fibroso al interior de sus valvas que corresponde al endocarpio
o pergamino. En el caso de los cultivares que pertenecen a la variedad
macrocarpon, las vainas carecen de pergamino y de fibra a lo largo
de sus suturas.