Históricamente, el hombre nómade consumía plantas silvestres pero al hacerse sedentario inicia la domesticación de especies silvestres del entorno y zonas aledañas, desarrollando formas cultivadas particulares a distintas regiones geográficas, en especial en aquellas cuyas condiciones favorecían diversidad y especiación, generándose a su vez culturas culinarias típicas de esas regiones. Las migraciones, exploraciones y el inicio de comunicaciones entre regiones llevaron a una paulatina diseminación y asimilación de estas plantas por otras etnias, resultando en una distribución actual bastante generalizada a nivel mundial de las distintas especies hortícolas, lo que hoy día hace que se vean o parezcan cosmopolitas.
Sin embargo, es importante reconocer el centro de origen geográfico de las especies porque, aparte de la significación desde el punto de vista de recursos para eventual mejoramiento genético, permite visualizar y estimar condiciones ambientales requeridas para el desarrollo óptimo de una especie dada. Por ej., el cultivo de una especie de centro de origen tropical, como sandía, en una zona temperada, como Chile, requerirá de una ubicación en zonas de temperaturas relativamente altas y por un período prolongado para que la especie logre cumplir su ciclo vital sin problemas.
Aunque en la mayoría de los casos no se conoce el centro de origen exacto de las especies, diversos autores han estudiado este aspecto y propuesto posibles centros de origen para todas las hortalizas. Una de las clasificaciones más citadas y más completa es la del biólogo ruso N.I. Vavilov, hecha hace más de medio siglo y que con algunas modificaciones y adiciones se mantiene vigente hasta hoy día.
C. CENTRO INDO-AFGANISTANO-ASIA CENTRAL
G. CENTRO MEXICO-AMERICA CENTRAL