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En la Europa de los siglos XIV y XV coexistían tres realidades muy diversas, que condicionaban la vida diaria de sus habitantes. En efecto, en el transcurso del largo medioevo se conformaron una serie de espacios geográficos y humanos que presentaban características económicas, culturales y sociales muy diferentes. Así, por ejemplo, contrastaba el auge urbano de la Italia peninsular con la miseria del campesinado servil de Polonia o con la rígida sociedad feudal del norte de Francia. Para comprender el proceso de expansión que se inicia en esta época, hay que tener presente estas realidades, pues no fue todo el continente europeo el que emprendió la aventura de incursionar más allá de sus fronteras. |