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REVISTA
ARQ 56 | Marzo 2004 Pocas veces la arquitectura,
en cuanto recrear y construir un mundo, es tan elocuente. Para un niño,
la escuela es la primera visión de lo que es la sociedad más
allá de las puertas de su casa; como tal, se convierte en modelo
inaugural de las relaciones extra familiares. Como lo entendía
Sánchez Ferlosio, es la entrada del ciudadano en el ámbito
de lo público (y de lo impersonal), enfrentándolo sistemáticamente
a los otros en una marcadora primera experiencia de urbanidad. ¿Qué
pasa hoy con los espacios para la educación, como formadores
de sociabilidad? ¿ha invadido la familia el territorio social
del colegio? ¿cómo la arquitectura refleja los cambios
de una educación que se acomoda cada vez más a la individualidad
de cada estudiante? |
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ISSN
Nº 0716-0852 versión on - line www.scielo.cl
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