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La siembra del
maíz "Siempre cuando han de sembrar, es al principio
de la luna porque tienen por opinión que, así
como ella va creciendo, así lo hace la cosa sembrada.
Y cuando han de poner en efecto el desparcir de la simiente,
quedando la tierra rasa pónense cinco o seis indios
(y más y menos, según la posibilidad del
labrador), uno desviado del otro un paso, en alapuestos, y
con sendos palos o macanas en las manos, y dan un golpe en
tierra con aquel palo de punta, y menéanle, porque
habrá algo más la tierra, y sácanle
luego, y en aquel agujero que hizo, echan con la otra mano
siniestra cuatro o cinco granos de maíz que saca de
una talegilla que lleva ceñida, o colgada al cuello
de través, como taheli, y con el pie, cierra luego el
hoyo con los granos, porque los papagayos y otras aves no
los coman. Luego dan otro paso adelante, y hacen lo mesmo. Y
de esta forma a compás, y prosiguiendo de un tenor,
en ala todos aquellos indios, siembran hasta que llegan al
cabo de la haza, o tierra que siembran. Y de la misma guisa,
vuelven al contrario y dan la vuelta sembrando hasta que
hinchen toda la haza y la acaban de sembrar. Y así,
como he dicho, en echando cada uno los granos en el hoyo, le
cierran en continente con el pie por las aves." Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia General y Natural de las Indias, Selección, Ed. Bruño, 1991, Libro VII, Capitulo I. P. 108. |
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