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Descripción de
la Iguana "Este es una serpiente o dragón, o tal
animal terrestre (o de agua), que para quien no le conoce,
es de fea y espantosa vista, extraño lagarto, grande,
de cuatro pies; más es muy mayor que los lagartos de
España, porque la cabeza es mayor que el puño
o mano cerrada de un hombre, el pescuezo corto, el cuerpo de
más de dos palmos, y otros dos en redondo, y la cola
de tres y cuatro palmos luenga. Estas medidas se han de
entender en los mayores animales de éstos; muchos de
ellos tienen las colas cortas, no sé yo si es por se
las haber cortado y mordido unos a otros, o si por caso las
mudan (...) tienen por medio del espinazo, levantado, un
cerro encrestado a manera de cierra o espinas, y parece en
si sola muy fiera. Tiene agudos dientes y un papo (papada)
luengo y ancho que le va y cuelga desde la barba al pecho,
como al buey. Y es tan callado animal, que ni grita, ni
gime, ni suena, y esta atado a doquier que le pongan, sin
hacer mal alguno ni ruido, diez o veinte días y
más, sin comer y beber cosa alguna, más si se
lo dan, también como un poco de casabí o
hierba o cosa semejante, según dicen algunos. Pero yo
he tenido algunos de estos animales atados en mi casa
algunas veces, y nunca los vi comer, y los he hecho guardar
y velar. Y en fin, no he sabido ni podido entender
qué comían estando en casa, y todo lo que les
dan se está entero. En el campo no sé
cómo se alimentan. Los brazos, pies, manos, y las
uñas, todo esto es como de lagarto, y luenga las
uñas, pero flacas y no de presas. Es en tanta manera
de terrible aspecto, que ningún hombre se
aventuraría a esperar este animal, si no fuese de
grande animo, y a comer de él ninguno, si no fuese
mal seso o bestial (digo no conociendo su ser, mansedumbre y
buen gusto)." Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia General y Natural de las Indias, Selección, Ed. Bruño, 1991, Libro XII, Capitulo VII. P. 122. |
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