Relaciones entre las ciudades y las monarquías
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 | Arquitecto vigila la construcción en madera a principios del siglo XV. |
Los Estados monárquicos del siglo XV se beneficiaron del esplendor de las ciudades hanseáticas e italianas. En efecto, los capitales de las burguesías mercantiles, acumulados producto del comercio, permitieron a las ciudades interrelacionarse con los Estados sin que estos últimos las sometieran. Por el contrario, los Estados aceptaron negociar la libertad de las principales ciudades a cambio de préstamos para sus empresas expansivas. Así, se conformó una interdependencia, que significó libertad de acción para las urbes y dinero fresco para los monarcas.
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El cuadro de "Los Contadores" ilustra la importancia de la economía dineraria. |  |
 Las distintas casas reales reclutaron a sus banqueros en Italia o en los Países Bajos. De esa manera, éstos pudieron incrementar sus negocios en toda Europa y difundir los nuevos mecanismos económicos como el préstamo a interés y la letra de cambio. Las monarquías, por su parte, aprovecharon los capitales para financiar sus guerras, costear la administración de posesiones cada vez más vastas y auspiciar aventurados proyectos para llegar a las codiciadas fuentes de la riqueza en África y Oriente.
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En síntesis, las ciudades facilitaron hombres y capitales, pero no fueron ellas las que acometieron la expansión. Esa tarea quedó reservada a los únicos dos Estados en condiciones de realizarla desde el siglo XV: Portugal y España.
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