"Las órdenes encargadas de la evangelización de América en el siglo XVI fueron la de San Francisco y la de la Merced, desde 1493; la de Santo Domingo, desde 1510; la de San Agustín, desde 1532, y la Compañía de Jesús, desde 1566. A las cinco se las considera y denomina órdenes misioneras americanas, no porque se limitaran a la evangelización, sino porque el peso de esta última recayó casi exclusivamente en ellas. Hasta el último cuarto del siglo XVI no se percibe entre estas cinco órdenes misioneras una presencia con peso específico de religiosos criollos, lo que quiere decir que hasta entonces la procedencia de los religiosos fue en su gran mayoría extraamericana. A lo largo de la segunda parte de la centuria fue aumentando el ingreso de criollos en los claustros, en una proporción que, a finales del siglo XVI, representó aproximadamente una tercera parte del total de los religiosos.
Dos fueron los sistemas adoptados por los religiosos extraamericanos para llegar al Nuevo Mundo, según que viajaran en calidad de misioneros o no. En calidad de misioneros realizaron el viaje entre 1493 y 1600 unos 5.428 religiosos. Tras una previa selección y la aprobación por el Consejo de Indias, se embarcaban en grupos o expediciones (415 durante los siglos XV-XVI) bajo el mando de un superior y con destino a un territorio misional determinado. Sus gastos corrieron a cuenta de la real Hacienda en proporción cada vez mayor, conforme fue avanzando la centuria.
Sin el carácter de misioneros y, por lo mismo, sin el previo proceso de selección al que estuvieron sometidos los anteriores, así como sin gozar de la subvención regia, se trasladaron a América un número de religiosos todavía sin definir inferior al de los misioneros. Este segundo grupo estuvo integrado por españoles exclusivamente. En el primero, en cambio, participaron extranjeros, aunque sólo en la cifra de 70, es decir, reducidísima".
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