"El escogido pudo haber sido el valle de Aconcagua, pero el del Mapocho, como cabecera del llano central, ofrecía la ventaja de abrirse hacia el sur sin obstáculos. Había también características relacionadas con los indígenas para elegir el lugar. Su población, que habría que trabajar para los conquistadores, era abundante pero no excesiva como para transformarse en un peligro; además la localidad presentaba una agricultura en buen pie, con terrenos despejados y sistemas de acequias que serían fáciles de aprovechar desplazando a los naturales. El valle del Mapocho era, todavía, un centro de la influencia incásica. El camino del Inca llegaba procedente de Colina, atravesaba el río y pasaba ligeramente al poniente del sitio donde quedaría la plaza de armas de Santiago. En la orilla se encontraba un tambo. Después de la expedición de Almagro, el valle había tomado mayor importancia al radicarse en él Quilacanta, representante de la autoridad incásica que había tenido que abandonar Aconcagua, junto con otros caciques, perseguido por los indios de aquel valle por la ayuda prestada a la expedición del adelantado. No es exagerado afirmar, por todas estas circunstancias, que los indios habían escogido el sitio de la ciudad mucho antes que los castellanos se hiciesen presentes".
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