Mundo religioso

Tikal

La religión maya fue una de las más complejas y sofisticadas del mundo indígena americano, debido a la importancia que tenía en todos los niveles de la sociedad. Cada individuo poseía un dios tutelar que guiaba su vida cotidiana; además de existir numerosas divinidades domésticas. Las ciudades mayas eran ante todo centros ceremoniales, donde la religión cumplía el propósito de legitimar una rígida jerarquía social. Dentro de ella los sacerdotes, especialmente durante el período Clásico, constituyeron un grupo de poder que llegó incluso a regir los destinos políticos de los mayas.

Friso maya

El universo cosmológico maya estaba encabezado por el dios Itzamná, el Señor de los Cielos, la Noche y el Día. Según los códices fue el primer sacerdote, inventor de la escritura y los libros. Itzamná era invocado principalmente para que evitara las calamidades públicas, pues se trataba de un dios benévolo siempre amigo del hombre. Otras deidades importantes del Postclásico eran Chaac, el dios de la lluvia y Yum Kax, el dios del maíz y de los bosques. Entre los dioses malévolos del Inframundo o las tinieblas, sobresalía Ah Puch, el dios de la muerte asociado también a la guerra y a los sacrificios humanos.

Códice maya

El ceremonial religioso era un elemento permanente en la sociedad maya e incluía largos períodos de ayuno y abstinencia. Las plazas de los centros cívico-ceremoniales eran el eje de los rituales y se repletaban de gente con motivo de alguna festividad, sobre todo cuando se presenciaban los ritos de sangre o de autosacrificio. La sangre era considerada la vida, el maíz y el agua y era el mejor alimento que se podía ofrecer a los dioses. También hubo muchas ceremonias que prescindían del culto sangriento, donde sólo se ofrendaban alimentos, se injerían sustancias alucinógenas, se representaba la muerte o se celebraba el paso del calendario.