Mundo religioso |
![]() La existencia de los aztecas estaba indisolublemente ligada a sus divinidades, entre las que sobresalían Huitzilopochtli (dios de la guerra), Quetzalcóatl (la serpiente emplumada, un héroe cultural, descubridor del maíz), Tlaloc (dios de la lluvia) y Coatlicue (diosa tierra, madre de Huitzilopochtli). El panteón divino se fue constituyendo en la medida que los aztecas iban incorporando las divinidades de los pueblos sometidos. |
![]() Así por ejemplo, Quetzalcóatl y Tlaloc eran dioses mesoamericanos desde tiempos muy anteriores a la llegada de los aztecas. La relación con los dioses era regulada por los nobles sacerdotes, quienes presidían todas las ceremonias y ritos realizados en los múltiples templos edificados para honrar a las deidades. Un sofisticado calendario ritual determinaba los días fastos y nefastos para la población. |
![]() Cuando nacía un niño en un día nefasto, se retrasaba la ceremonia de nacimiento para un día más favorable, previa consulta a los llamados "lectores de destinos" quienes conocían las características de cada día del año. Entre el selecto grupo sacerdotal existía una rígida estructura piramidal, semejante a lo que sucedía en la sociedad azteca. |
![]() En los calmecac, colegios de la nobleza, los aspirantes a sacerdote recibían una completa formación religiosa cuyos ejes eran la historia, la mitología y las ciencias.
Las fiestas religiosas eran eventos de gran trascendencia en la vida de los aztecas. Eran ceremonias públicas para las cuales los celebrantes se preparaban practicando ayunos y penitencias. El día de la fiesta se realizaban banquetes, bailes, juegos y, sobre todo, ofrendas a los dioses. Muchas veces se comía carne humana de algún sacrificado, pero dentro de un contexto ritual incomprensible para la sensibilidad de la sociedad occidental. |