"Guerra al contrabando de Solano y Bote"

Venezuela, 1762.- José Solano y Bote, capitán general de las provincias de Venezuela en 1762 y luego de Santo Domingo, es encargado de la limpieza de contrabando de las costas de Venezuela y a ello va a dedicar todo su mandato. El comercio con extranjeros, legal e ilegal, se generaliza al no poder proveer España a las colonias de los productos que necesitaban. En ello influye la deficiente industria metropolitana por la falta de mano de obra y las sucesivas guerras que mantiene la metrópoli y que incide en los viajes a América al reducirse éstos y, por lo tanto, al elevarse los fletes con el consabido aumento de los precios. Ello hace que los productos españoles no puedan competir con los de ingleses y holandeses.

Después de 1752, el contrabando holandés aumenta a pesar de las medidas que contra él tomaron la corona y la Compañía Guipozcoana, fundada para contrarrestar este negocio ilegal a través de un monopolio; pero la realidad es contraria a los fines de su creación. Los holandeses vendían sus mercancías mucho más baratas, un 35%, y compraban los productos venezolanos más caros, un 100%, que la Compañía. En lo que respecta al cacao, el contrabando representa las 9/10 partes de lo negociado. Esta actividad ya la ejercían los holandeses desde el siglo XVII, afianzando su presencia con la toma de islas y puertos del Caribe, que servirán de base a su comercio. Esta situación es reconocida por la corona española por los tratados Münster y Utrecht.

Los sucesos bélicos mantenidos por España en la segunda mitad del siglo XVII van a potenciar el contrabando de holandeses e ingleses, al quedar las colonias americanas incomunicadas y desabastecidas.

Desde la península se van dictando una serie de leyes anticontrabando y se envían escuadras y visitadores para erradicarlo, pero los resultados son nulos al no poder abastecer las colonias y no convencer a sus habitantes de la ilegalidad de su participación en este negocio, incluida aquí la relación del contrabando con funcionarios reales, y facilitada por la descoordinación de las autoridades coloniales y por las dificultades geográficas y demográficas de determinadas zonas de la costa americana. Las características de este comercio hacen difícil su cuantificación, al no existir una documentación.


Fuente: CRÓNICA DE AMERICA, pág. 281.

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