![]() El rango social y económico de los altos dignatarios del clero era elevadísimo: la naturaleza espiritual de su actividad, la cuantía de sus ingresos y las funciones públicas que en ellos se delegan con frecuencia, eleva al máximo sus prerrogativas y prestigio; obispos y arzobispos fueron titulares hasta de virreinatos, bien interinamente o bien en propiedad. Un prelado había de tratarse con las mayores consideraciones por parte de los altos funcionarios; en caso de desacuerdo, choque o conflicto, el uno manejaba su poder y el otro sus excomuniones, y ambos acudían en última instancia al rey. Canónigos y beneficiados ocupaban un escalón social menos excelso pero también importante. En el bajo clero había de todo: desde ricas parroquias de españoles hasta pobres parroquias de indios cuyo titular, limitado a un sínodo de doscientos o trescientos pesos que paga el rey de los diezmos, casi comparte la pobreza de sus feligreses. |