De la médula se origina una raíz dorsal
(sensitiva o aferente) y una ventral (motora o eferente). Se
unen cerca del foramen intervertebral, formando el nervio
espinal.
Hay cinco
raíces
lumbares por
lado, que emergen bajo la vértebra correspondiente,
abandonando el canal por el foramen intervertebral.
La médula espinal es
más corta que el canal vertebral, terminando
el
cono medular
en las vértebras L1-L2. Así, el segmento de la
médula espinal del que emerge cada par de
raíces, no está ubicado frente a la
vértebra correspondiente, por lo que se dirigen con
una oblicuidad que aumenta hacia caudal formando
cauda
equina, para
alcanzar su foramen intervertebral. Por este motivo, las
protrusiones posteriores del disco intervertebral afecta la
raíz que sale por debajo de la vértebra caudal
al disco.