Los meniscos son dos, uno medial y uno lateral; tienen una forma semicircular y se encuentran adheridos a la periferia del platillo tibial mediante el ligamento coronario. Aumentan la superficie articular de los platillos tibiales y la congruencia entre los cóndilos femorales y la tibia.
Permiten una mejor distribución de la carga. Tienden a desplazarse
hacia atrás en la flexión y hacia delante en la extensión;
debido a que el menisco medial tiene menos movilidad que el menisco lateral,
existe una mayor probabilidad de que él, en un movimiento brusco
de flexión y rotación, quede atrapado entre el cóndilo
y el platillo tibial, produciéndose su ruptura (mecanismo habitual
de ruptura meniscal en el deportista o al agacharse).
En una sección coronal los meniscos tienen forma triangular, ubicándose la base del triángulo hacia la cápsula sinovial y el vértice hacia la superficie articular, que es la imagen que vemos habitualmente en estudios imagenealógicos con cortes, como en la neumoartrografía y en la resonancia magnética.
Existe una forma anatómica particular del menisco externo, llamado menisco discoídeo, en forma de disco o plato. El menisco lateral tiene una laxitud mucho mayor que el menisco medial.