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Contrabando en América "La corte española protestó continuamente de la intromisión de los barcos del Rey Cristianísimo, como entonces se llamaba al monarca francés, pero la alianza impedía tomar resoluciones firmes; en varias oportunidades se repitieron las ordenes para evitar el contrabando; sin embargo, hubo que condescender debido a la situación porque pasaba España en medio de la Guerra de Sucesión. Los afanes bélicos obligaron a emplear las pocas naves que poseía España en la vigilancia de sus propias costas, lo que impedía atender regularmente la defensa y las comunicaciones con América. En estas circunstancias, se estimó que los barcos franceses podían ayudar a la defensa en casos de emergencia y de ahí que su presencia en las aguas del Pacifico no fuese del todo mal vista. Las naves, a pesar de venir cargadas de mercadería no descuidaban su armamento: estaban fuertemente artilladas y su tripulación era apta para la lucha. Entonces no se hacía gran diferencia entre el barco mercante y el de guerra." Villalobos, Sergio, El comercio y la crisis colonial, Ed. Universidad de Chile, Santiago, 1968. P. 13 |
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