CABEZA
OSTEOLOGÍA DEL CRÁNEO

El cráneo humano es una estructura ósea que tiene una historia evolutiva compleja. Se describe en su desarrollo filogenético la formación del neurocráneo asociado a la protección del encéfalo y de los órganos de los sentidos especiales tales como olfato, audición y visión. Este neurocráneo presenta en su desarrollo una osificación cartilaginosa en base del cráneo y una osificación membranosa en los huesos de la calvaria, aquellos huesos que pertenecen tanto a la base como a la calvaria presentan osificación mixta. (Fig. 1) ; (Fig. 2) Por otro lado se describe el viscerocráneo asociado al desarrollo de la cavidad oral y fosas nasales, que presenta una osificación memebranosa en la mayoría de sus componentes, una osificación cartilaginosa (conchas o cornetes) y osificación mixta (mandíbula). La cabeza ósea adulta está constituida por 22 huesos (mas los osículos del oído medio de cada lado). Todos ellos se articulan formando las suturas del cráneo. (Fig. 3) El único hueso móvil lo constituye la mandíbula.


NEUROCRANEO

Este complejo óseo formado por 8 huesos (los parietales, los temporales, el frontal, el etmoides, el esfenoides y el occipital) presenta una parte superior, correspondiente al desmocráneo, llamada calvaria o bóveda y una parte inferior, correspondiente al condrocráneo, la base del cráneo. (Fig. 4) La parte anterior de la base de cráneo se articula con el viscerocráneo o esqueleto de la cara; la zona media lo hace con la columna vertebral; en la zona posterior de la base se insertan los músculos de la nuca, responsables de la extensión de la cabeza y del cuello . La dinámica de crecimiento del neurocraneo esta en relación con el desarrollo del encéfalo, razón por la cual se expande rápidamente en los primeros años de vida.


CALVARIA

La separación entre calvaria y base de cráneo es artificial y está representada por una línea que se extiende entre la glabela (zona lisa entre ambos arcos superciliares; el punto medio de esta región corresponde al punto craniométrico glabela) y la protuberancia occipital externa (cuyo vértice corresponde al punto inion). La calvaria está compuesta por la escama del frontal, los parietales y la parte alta de la escama del occipital; también participan la porción superior de la escama del temporal y el extremo superior del ala mayor del esfenoides. Todos ellos corresponden a huesos planos formados por una cortical interna y otra externa, separadas por el díploe; este último es hueso esponjoso que se caracteriza por contener médula ósea roja y poseer los canales diploicos que contienen las venas diploicas. Estas venas establecen una conexión, a través de venas emisarias, entre la circulación endocraneal (meninges) y exocraneal (aponeurosis epicraneal y cuero cabelludo). En su aspecto externo, la calvaria presenta la sutura sagital (interparietal, de tipo dentado), la sutura coronal (fronto-parietal, de tipo dentado) y la sutura lambdoídea (parieto-occipital, de tipo dentado). En la intersección de las suturas sagital y coronal se encuentra el punto craniométrico bregma; en la intersección de las suturas sagital y lambdoídea se encuentra en el punto lambda; y el punto más alto de la sutura sagital corresponde al vertex. En la escama del hueso frontal se observan las tuberosidades frontales, relieves muy prominentes en el niño. En un cráneo joven, en la línea media, es posible detectar vestigios de la sutura metópica (entre ambos hemifrontales). Hacia los lados la escama del frontal presenta la línea temporal, elemento que separa una pequeña carilla temporal de este hueso, zona que forma parte de la fosa temporal (Fig. 5) . En la cortical externa de los parietales, a los lados de la sutura sagital, se observan el foramen parietal, por donde transcurre una vena emisaria. Hacia lateral se observan las tuberosidades parietales, hitos prominentes en el feto y el recién nacido, punto donde se estima el diámetro biparietal. Más a caudal de esta eminencia aparece la línea temporal superior (para la inserción de la fascia del m. temporal) y la línea temporal inferior (para la inserción del músculo temporal); la primera forma el límite superior de la fosa temporal. Por último, el borde inferior del parietal, biselado, forma la sutura parieto-temporal (de tipo escamoso). En la parte posterior de la calvaria se encuentra la porción escamosa del occipital; zona lisa que termina a nivel de la protuberancia occipital externa. Desde donde surgen hacia lateral la línea nucal superior, muy marcada, que presta inserción a los músculos trapecio y semiespinoso de la cabeza. Sobre este relieve óseo se dispone la tenue línea nucal suprema, paralela a la superior, que presta inserción al vientre occipital del músculo frontooccipital. En la sutura lambdoídea es frecuente encontrar pequeños islotes óseos separados, los huesos wornianos. (Fig. 6) En algunos casos se aprecia una porción ósea independiente que forma la parte alta de la escama del occipital, el hueso epactal. (también conocido como hueso incaico). Por endocraneo la calvaria presenta en la zona anterior la cresta frontal (donde se inserta la hoz del cerebro) y, a continuación de ella hacia cefálico, el surco para el seno sagital superior. Esta depresión se extiende hasta el occipital, pasando por ambos parietales, donde termina a nivel de la protuberancia occipital interna. En relación con el surco es posible observar de anterior a posterior, depresiones óseas: Hacia lateral se observan las fosas frontales (para el lóbulo frontal de cerebro), las fosas parietales (lóbulo parietal) y los surcos de la arteria meníngea media, las fosas occipitales superiores (para el lóbulo occipital) y a lo largo del surco se pueden apreciar las foveas granulares (de Pachioni), que alojan a las granulaciones aracnoideas.


BASE DE CRANEO

Por endocraneo, la región inferior del neurocraneo está formada por la porción orbitaria del hueso frontal, el etmoides (lámina cribosa y crista galli), el esfenoides (cuerpo y alas menor y mayor), el temporal y el occipital (parte baja de la escama y porción basilar). De aspecto irregular, presenta tres niveles (como peldaños): la fosa craneal anterior (la más alta), fosa craneal media y la fosa craneal posterior (la más baja). Los límites de esta regiones son: El borde posterior del ala menor del esfenoides y borde anterior del surco prequiasmático separan las fosas craneales anterior y media. Por su parte, el borde superior de la porción petrosa de los huesos temporales y el dorso de la silla turca separan las fosas craneales media y posterior.

Fosa Craneal Anterior: Formada por la porción orbitaria del hueso frontal, la lámina cribosa y la crista galli del etmoides, las alas menores del esfenoides y entre ellas una porción del cuerpo llamada yugo esfenoidal. Toma relación hacia caudal con las orbitas (en la zona lateral) y con las fosas nasales (en la región medial). Dependiendo de la mayor o menor neumatización del seno frontal toma relación hacia anterior con la pared posterior de esta cavidad sinusal. En esta fosa encontramos: En la línea media, la cresta frontal ya vista y en su extremo caudal el foramen ciego, para una vena emisaria. Más hacia dorsal se dispone la crista galli (para la inserción de la hoz del cerebro) y a los lados de ella la lámina cribosa del etmoides, cuyos orificios permiten el paso de filetes olfatorios (I nervio craneal) hacia las fosas nasales. El más anterior y lateral de estos orificios, de forma ovalada, corresponde al foramen etmoidal anterior y transmite a las fosas nasales el nervio etmoidal anterior (ramo del nasociliar, el cual es ramo terminal de la división oftálmica del V nevio craneal) y a la arteria del mismo nombre (rama de la a. oftálmica). El extremo medial de las alas menores terminan en una pequeña masa ósea, los procesos clinoides anteriores. La zona orbitaria del frontal presenta elevaciones (eminencias mamilares) y depresiones (impresiones digitales) que se amoldan a la cara inferior del lóbulo frontal del cerebro.

Fosa Craneal Media: Formada por el cuerpo y las alas mayores del esfenoides, la porción petromastoídea y la porción inferior de la escama del temporal. Presenta una zona media, estrecha, la silla turca (que toma relación hacia caudal con el seno esfenoidal) y una zona lateral amplia (que toma relación hacia ventral con la orbita y hacia caudal con la fosa infratemporal) donde se aloja el lóbulo temporal. En esta fosa encontramos: En la línea media, de ventral a dorsal, el surco prequiasmático que termina lateralmente en los canales ópticos (arteria oftálmica y nervio óptico, II nervio craneal); la silla turca (hipófisis); el dorso de la silla, cuyos extremos redondeados forman los procesos clinoides posteriores. (Fig. 7) A los lados de la silla turca se observa el surco carotídeo, donde se aloja la carótida interna contenida dentro del seno cavernoso. En relación con el borde medial del ala mayor del esfenoides, esta fosa craneal es rica en detalles, donde podemos observar de ventral a dorsal: La fisura orbitaria superior, que comunica con la órbita, por donde pasan la vena oftálmica (que drena en el seno cavernoso), los ramos terminales de la división oftálmica del trigémino (V1), el nervio oculomotor (III nervio craneal), el nervio troclear (IV nervio craneal) y el nervio abducente (VI nervio craneal). El foramen redondo, que comunica con la fosa pterigopalatina, por donde pasa la segunda división del nervio trigémino correspondiente al ramo maxilar (V2). El foramen oval, que comunica con la fosa infratemporal, por donde pasa la tercera división del nervio trigémino correspondiente al ramo mandibular (V3), que lleva anexa la raíz motora del nervio craneal trigémino, la arteria meníngea menor y una vena emisaria. El foramen espinoso, que comunica con la fosa infratemporal, por donde pasa la arteria meníngea media. En la unión del cuerpo con las alas mayores del esfenoides se dispone el vértice de la porción petrosa del temporal encontramos los siguientes elementos descriptivos: El foramen rasgado, cerrado por cartílago en estado fresco, hacia adelante de este, en la base del proceso pterigoides se origina el canal pterigoídeo que permite el paso del nervio del mismo nombre hacia la fosa pterigopalatina, está formado por fibras parasimpáticas secretomotoras del VII nervio craneal (fibras del núcleo lacrimomuconasal que viajan por el nervio petroso mayor y hacen sinapsis en el ganglio pterrigopalatino en la fosa pterigopalatina, para distribuirse con los ramos de V2) y fibras simpáticas provenientes del nervio petroso profundo (plexo carotídeo interno). El orificio interno del canal carotídeo, colocado sobre el foramen rasgado en relación con el vértice de la porción petrosa del temporal, por donde ingresa la arteria carótida interna, el plexo carotídeo interno (del simpático) y pequeñas venas. La fosa trigeminal, depresión ósea labrada en el vértice de la porción petrosa detrás del orificio carotídeo, donde se aloja el ganglio del nervio trigémino. En la zona lateral de la fosa craneal media observamos, de ventral a dorsal: Los surcos que deja la arteria meníngea media. Los hiatos (surcos de dirección ventromedial) para el nervio petroso mayor (ramo del VII nervio craneal, ya comentada en el párrafo anterior) y el nervio petroso menor (ramo del IX nervio craneal, continuidad del nervio timpánico, que contiene fibras parasimpáticas secretomotoras del núcleo salival inferior que hacen sinapsis en el ganglio ótico en la fosa infratemporal, para inervar a la parótida; este nervio llega a esta fosa a través de la sutura esfenopetrosa o por el foramen rasgado). El techo del tímpano (relación con el oído medio), zona plana lateral a los hiatos. La eminencia arcuata, zona que se relaciona con el conducto semicircular anterior (oído interno).

Fosa Craneal Posterior: Formada por la porción petromastoídea del temporal, el occipital y una pequeña porción del cuerpo del esfenoides. En la línea media encontramos, de ventral a dorsal: El clivus o canal basilar, rampa ósea inclinada hacia dorsal y caudal formada por el occipital y el cuerpo del esfenoides, que termina en el foramen occipital, donde se apoya el tronco del encéfalo. El foramen occipital (magnum), que permite el paso de la médula espinal y sus envolturas meníngeas, las raíces espinales del nervio accesorio y las arterias vertebrales. La cresta occipital interna, donde se inserta la hoz del cerebelo. La protuberancia occipital interna, punto de convergencia de los senos venosos de la duramadre (prensa de Herófilo). En la zona lateral de la fosa craneal posterior observamos, de ventral a dorsal, en relación con la porción petrosa del temporal: El poro y meato acústico interno, por donde pasan el nervio facial (VII), el nervio vestibulococlear (VIII) y la arteria laberíntica. Lateral a este orificio la fosa subarcuata (donde se abre el canal petromastoídeo). Más hacia lateral, un surco curvo (depresión ungueal), donde se abre el acueducto del vestíbulo. A nivel de la porción mastoidea, el canal para el seno sigmoides y en su pared la abertura del canal mastoideo. En relación con la unión de la porción petrosa del temporal con el occipital: El foramen yugular, divido en una porción anteromedial, más estrecha, para el paso de los nervios glosofaríngeo (IX), vago (X) y accesorio (XI); una porción posterolateral más ancha, para el paso de la vena yugular interna. Medial y anterior a este foramen se observa una pequeña depresión labrada en el borde posterior del temporal, la fosita petrosa, en cuyo fondo se abre el acueducto de la cóclea. En relación con el occipital, a medial y posterior del foramen yugular se observa el canal hipogloso, que da paso al nervio del mismo nombre (XII nervio craneal) Detrás del foramen occipital, en la escama del hueso, se aprecian las fositas cerebelosas (para los lóbulos laterales del cerebelo); depresiones que tienen como límite superior el surco para el seno venoso transverso.

Vista por su aspecto inferior (Fig. 8), la base de cráneo presenta en la zona anterior el esqueleto facial, donde se observa la bóveda palatina y la fosa infratemporal, tema que trataremos en el próximo paso práctico. Detrás de esta región facial es posible trazar dos líneas transversales, paralelas, una a nivel del tubérculo articular del temporal (cóndilo temporal) y otra a nivel del proceso mastoides del mismo hueso. Estas líneas permiten delimitar un sector anterior, rico en detalles anatómicos, la región carótido-yugular y un sector posterior, la zona occipital. La región carótido-yugular esta formada por: los procesos pterigoides, una pequeña región del cuerpo y las alas mayores del esfenoides; la cara inferior de la escama y la porción petromastoídea del temporal y; la superficie basilar del occipital. En esta región encontramos en la línea, de ventral a dorsal: La fosita faríngea, que toma relación con el techo de ese conducto; el tubérculo faríngeo, que presta inserción a la aponeurosis faríngea y a su músculo constrictor superior; el punto de unión entre el cuerpo del esfenoides y el occipital corresponde al punto craniométrico esfenobasion. Hacia los lados, de ventral a dorsal aparecen: La cara posterior del proceso pterigoides, con sus alas medial y lateral, que delimitan la fosa pterigoides, cavidad que es completada hacia caudal por el proceso piramidal del palatino que se interpone entre los extremos caudales de las alas (aquí se inserta el músculo pterigoídeo medial). En la parte alta de esta fosa se aprecia la fosa escafoides donde se inserta el músculo tensor del velo del paladar. En la base del proceso pterigoides aparece el canal pterigoídeo, que comunica la zona del foramen rasgado con la fosa pterigopalatina y que contiene al nervio del canal pterigoideo. Hacia medial y en relación con el techo de las fosas nasales, entre el proceso pterigoides y la lámina vertical del hueso palatino se forma el canal palatovaginal (pterigopalatino), canal discretamente curvo hacia lateral (comunica la fosa pterigopalatina con la región faríngea) que contiene al nervio faríngeo, la arteria y la vena del mismo nombre, ramo de V2 y rama de la arteria maxilar respectivamente. Detrás del proceso pterigoides se dispone el foramen rasgado y hacia lateral el foramen oval, el foramen espinoso y la espina del esfenoides (donde se inserta el ligamento esfeno-mandibular). Hacia lateral de estos hitos óseos aparece una zona plana formada por el ala mayor del esfenoides y la escama del temporal (que corresponde al techo de la fosa infratemporal). Detrás de esta zona plana se observan: El tubérculo articular del temporal. La fosa mandibular (cavidad glenoidea). La fisura timpano escamosa, sutura de dirección transversal que hacia medial se divide, por la aparición de una delgada porción petrosa, en la cisura petro-escamosa (anterior) y la cisura petro-timpánica (posterior, también llamada cisura de Glasser), que permite el paso de un ramo del nervio facial, llamado cuerda del tímpano (este ramo conduce fibras de sensibilidad especial que van al núcleo solitario y que dan la inervación gustativa a los 2/3 anteriores de la lengua, también conduce fibras parasimpáticas secrotomotoras del núcleo salival superior para las glándulas sublingual y submandibular). La porción timpánica del temporal (hueso que deriva del II arco faríngeo). En relación con la cara exocraneal de la porción petromastoidea del temporal encontramos, de medial a lateral: El vértice de la porción petrosa, donde se asoma el extremo medial del canal carotideo. Un área rugosa, donde se inserta el músculo elevador del velo del paladar. Lateral a esta zona, en el ángulo entre la porción petrosa y escama, se observa el canal músculo-tubárico constituido por dos canales superpuestos; el superior que corresponde al canal del músculo del martillo; el inferior que corresponde a la parte ósea de la tuba auditiva (de Eustaquio). El orificio lateral del canal carotideo. Una cresta ósea que separa este orificio de la fosa yugular en cuyo borde se ubica el canalículo timpánico, por donde pasa una pequeña rama del IX par, el nervio timpánico (que después se llamará petroso menor). La fosa yugular, que aloja al bulbo superior de la yugular interna. El largo proceso estiloides, donde se insertan los músculos estilo-faríngeo, estilo-gloso, estilo-hioideo y los ligamentos estilo-mandibular y estilo-hioideo (ramillete de Riolano). El foramen estilo-mastoideo, por donde sale el VII nervio craneal. La zona occipital está formada por la cara exocraneal de ese hueso y lel proceso mastoides. En ella observamos en le línea media, de ventral a dorsal: El foramen magno; el punto medio del borde anterior de este foramen corresponde al punto craniométrico basion; el punto medio del borde posterior de este foramen corresponde al punto craniométrico opistion. La cresta occipital externa, donde se inserta el ligamento nucal. La protuberancia occipital externa. Hacia lateral aparecen: Los cóndilos del occipital. El canal hipogloso, por donde sale el XII nervio craneal. El foramen yugular. El surco de la arteria occipital. La incisura mastoidea (ranura digástrica), donde se inserta el vientre posterior del músculo digástrico. El proceso mastoides, que presta inserción al esternocleidomastoideo, al esplenio de la cabeza y al longísimo de la cabeza; el vértice de este proceso corresponde al punto craneométrico mastoidal. En la escama del occipital desde la protuberancia occipital externa se extiende hacia lateral la línea nucal superior, para la inserción de los músculos trapecio y esplenio de la cabeza. Sobre esta una tenue línea nucal suprema, para la inserción del músculo occipital. Desde el punto medio de la cresta occipital externa se extiende hacia lateral la línea nucal inferior, para la inserción del músculo semiespinoso de la cabeza.

 

 

 
 

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
ESCUELA DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE ANATOMÍA