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Los arcos dentarios están conformados por los procesos alveolares, los órganos dentarios que en ellos se ubican y por los tejidos blandos que recubren el componente óseo. Se distingue un arco superior, formada por los procesos alvéolares maxilares, los órganos dentarios superiores y las encías y mucosas de recubrimiento superiores; y, un arco dentario inferior, formado por los procesos alveolares mandibulares y los tejidos blandos de recubrimiento inferiores. A ambos arcos, en términos generales se les describe una forma de herradura y, con los dientes en oclusión, dividen la cavidad oral, dando origen por fuera a los vestíbulos orales y, por dentro a la cavidad orall propiamente tal. En la conformación de los procesos alveolares superiores participan ambos huesos maxilares, a través de sus apófisis alveolares, fusionadas tempranamente en la línea media; mientras que los procesos alveolares inferiores están conformados exclusivamente por el hueso mandibular. Al ser la mandíbula un hueso único, que debe soportar por sí solo las fuerzas y cargas masticatorias, su arquitectura ósea posee una serie de refuerzos que se manifiestan como engrosamientos de sus corticales óseas. Estos engrosamientos comprometen también las paredes externas de los procesos alveolares inferiores, aspecto anatómico que habrá que tener en cuenta cuando se pretenda difundir alguna solución anestésica a través de las corticales alveolares mandibulares hacia el espesor de los procesos alveolares.(Fig. 1) Los procesos alvéolo-dentarios son, además de una estructura anatómica, una unidad morfofuncional, donde las estructuras dentarias y los tejidos de sostén deben estar capacitados para recibir fuerzas masticatorias de manera que no se vea afectada su integridad; por el contrario, estas estructuras necesitan de estos estímulos para conservar su estado sano. El hueso, entonces, desarrolla la substancia cortical y trabecular necesaria para lograr una estructura apta para que las fuerzas sean transmitidas y absorbidas por la mayor cantidad de tejido óseo posible. Este desarrollo se puede manifestar como un engrosamiento de la cortical o como una condensación del tejido trabecular, organizándose y orientándose de tal forma que constituyan zonas de mayor resistencia. De esta forma en los procesos alveolares maxilares se pueden distinguir engrosamientos de la cortical vestibular en la línea media (sutura intermaxilar), en las eminencias caninas y en las zonas póstero-laterales, donde se ubican los procesos cigomato-alveolares, frente al primer molar superior. Por el flanco palatino la cortical es gruesa y densa en toda su extensión. Por su parte, la mandíbula presenta una cortical de mucho mayor grosor y densidad, tanto en sus flancos vestibulares como linguales, distinguiéndose algunos engrosamientos especialmente desarrollados: la cortical vestibular frente a la sínfisis mental (en la línea media), la línea oblicua en los costados póstero-laterales (línea oblicua externa); y, por su cara lingual, a cada lado, un engrosamiento póstero- lateral, correspondiente a la línea milohioídea (linea oblicua interna). La continuación hacia atrás y arriba de la línea oblicua labra un surco llamado surco lateroalveolar por donde difunden procesos infecciosos. La división de la cresta temporal de la mandíbula en un labio medial y otro lateral, forma una zona posterior al último molar denominado triángulo retromolar. (Fig. 2) El hueso trabecular de los procesos alveolares se dispone con condensaciones transversales, que van de una cortical a la otra, de vestibular a palatino (o lingual), conformando los tabiques óseos entre los dientes o septum interdentarios. Además, entre las raíces de los órganos dentarios multirradiculados, el trabeculado óseo se organiza en condensaciones que reciben el nombre de tabiques interradiculares. éstos pueden tomar disposiciones de tabiques simples en sentido mesio-distal, en el caso de premolares superiores birradiculados; tabiques simples con orientación vestíbulo-lingual en el caso de molares inferiores birradiculados; o más complejas (con forma de T), en el caso de molares superiores trirradiculados. La unidad morfofuncional alvéolo-dentaria corresponde a una pieza dentaria y a la porción ósea que delimita el alvéolo dentario. Esta porción ósea involucra las paredes de este alvéolo: corticales externa e interna, correspondientes a las caras vestibular y palatina o lingual del proceso alveolar, a las proximales, denominadas septum interdentarios y, en el caso de piezas dentarias multirradiculares, a los septum interradiculares. Sin embargo, hacia apical el límite no es preciso, continuándose insensiblemente con el hueso trabecular de la porción basal del maxilar. De esta forma, el límite del proceso alveolar se define arbitrariamente con un plano imaginario que pasa por la parte más profunda del alvéolo dentario y comprende todos los nichos óseos destinados a alojar las raíces dentarias. El hueso alveolar se origina con la formación de los gérmenes dentarios temporales y permanentes; y desaparece con la pérdida de los órganos dentarios en el anciano, momento en que empieza a experimentar reabsorción y atrofia. Las paredes internas del alvéolo, que están en relación con la raíz dentaria correspondiente, están formadas por una cortical lisa, constituida por un hueso irregular para las inserciones de las fibras del periodonto, que alterna con sectores del tipo laminar, ambos adaptaciones para la actividad periodontal, coexistiendo con algunas cuencas medulares, a esta cortical la llamamos cortical periodontal del proceso alveolar. En su superficie presenta una serie de pequeños orificios, por donde llegan al diente y al periodonto elementos vasculares y nerviosos. Estos orificios son más numerosos a nivel del tercio apical, constituyendo la criba alveolar.(Fig. 3) La forma, orientación y posición de los procesos alveolares se corresponde con la forma del arco dentario en el que se aloja. Esto se cumple completamente en el maxilar, donde los procesos alveolares en conjunto observadas desde oclusal constituyen una parábola que se corresponde con la parábola del arco dentario maxilar. Sin embargo, en el arco dentario mandibular los procesos alveolares correspondientes a los molares , e incluso a veces las de los premolares, presentan ejes convergentes hacia medial, llegando a encontrarse francamente desplazadas a medial, haciendo prominencia hacia el espacio lingual. Además, dado que la implantación del borde anterior de la rama mandibular se produce en un plano más anterior a la tangente que pasa por la cara distal del alvéolo del tercer molar inferior, en una vista lateral la rama mandibular oculta total o parcialmente el alvéolo o incluso la corona dentaria del tercer molar. Especial consideración deberá tenerse con estos aspectos anatómicos en los procedimientos quirúrgicos a este nivel ( ejemplo exodoncia de terceros molares inferiores). |
IRRIGACION |
La irrigación de los órganos dentarios superiores está dada por las ramas colaterales anteriores de la arteria maxilar. Específicamente participan la arteria alveolar posterior, que envía ramos que se introducen en los canales alveolares posteriores del maxilar y se distribuyen por los dientes posteriores; la arteria infraorbitaria, que después de haber atravesado la fisura orbitaria inferior, durante su trayecto por el canal infraorbitario y antes de aparecer en la cara anterior del maxilar por el foramen infraorbitario, emite ramas dentarios anteriores y medios que se introducen por los conductos nutricios labrados en las paredes anterior y lateral del seno maxilar y se distribuye por los dientes propiamente tales. Participan también en la irrigación de los procesos alveolares superiores otras ramas de la arteria maxilar: la arteria palatina superior que desciende por el canal palatino mayor e irriga la bóveda palatina; y, la arteria esfenopalatina rama terminal de la A. maxilar, que después de introducirse en las fosas nasales a través del foramen esfenopalatino, se distribuye por el tabique con una rama medial y por las conchas, meatos y senos frontal y maxilar con una rama lateral. La rama medial, después de recorrer diagonalmente hacia delante y abajo e irrigar el septum nasal, atraviesa el canal nasopalatino y se distribuye por la región palatina anterior. La irrigación de las arcadas dentarias inferiores corresponde íntegramente a la arteria alveolar inferior, rama descendente de la arteria maxilar que se introduce en el canal alveolar inferior a nivel de la cara medial de la rama mandibular, recorre el canal íntegramente saliendo por el foramen mentoniano. Antes de exteriorizarse emite ramas incisivas anteriores que irrigarán los órganos dentarios ubicados por delante del foramen mentoniano. (Fig. 4),(Fig. 5)
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INERVACION |
La inervación de las arcadas dentarias inferiores está dada exclusivamente por el nervio alveolar inferior, uno de los ramos terminales del tercer ramo (mandibular) del trigémino, que alcanza la cara medial de la rama mandibular, se introduce en el canal alveolar, el cual recorre hasta emerger a nivel del foramen mentoniano. En su trayecto emite ramos que inervan las raíces dentarias y sus ligamentos periodontales y, antes de exteriorizarse como penacho mentoniano, emite ramos sensitivos anteriores que inervan los tejidos dentarios y paradentarios anteriores, por delante del foramen mentoniano. La inervación de las arcadas dentarias superiores está dada por nervios sensitivos derivados del segundo ramo (maxilar) del trigémino: a) nervios alveolares posteriores, que se introducen por los forámenes homónimos ubicados en la tuberosidad del maxilar e inervan las raíces y alvéolos de las piezas dentarias postero-superiores; b) los nervios alveolares anteriores, que se desprenden del nervio infraorbitario antes de que éste emerja por el foramen infraorbitario e inervan las raíces y alvéolos dentarios antero-superiores; y, c) los nervios alveolares medios (inconstantes), derivados del nervio infraorbitario en una porción más posterior. Una variante anatómica más común de hallar, en reemplazo de los nervios alveolares medios, es la presencia de un plexo nervioso formado por el entrecruzamiento de fibras aportadas por los nervios alveolares anteriores y posteriores llamado plexo alveolar medio (plexo de Auerbach). La inervación de la mucosa palatina está dada por filetes provenientes del nervio nasopalatino, ramos terminales del nervio esfenopalatino, en la zona anterior del paladar; y por los ramos terminales del nervio palatino mayor, que se distribuyen por los dos tercios posteriores del paladar, después de llegar la bóveda a través del canal palatino mayor. La encía vestibular está inervada en la zona posterior por ramos que derivan de los nervios alveolares posteriores antes de que éstos se introduzcan en el maxilar y, en la zona anterior, por los filetes descendentes del penacho infraorbitario y por los filetes provenientes de los n. alveolares anteriores y medios, que emergen del hueso después de inervar dientes, periodonto y alvéolos.(Fig. 6) |
RADIOLOGIA DENTARIA |
Radiográficamente, las estructuras que componen la arquitectura alvéolo- dentaria, gracias a los diferentes grados de densidad de sus componentes, habitualmente son bien definidos, especialmente en pacientes jóvenes. En orden decreciente de densidad se pueden distinguir: a) el esmalte, tejido más mineralizado del diente, que proyecta una imagen radiopaca bien definida, que en forma de casquete recubre toda la corona dentaria y cuyo grosor se adelgaza a medida que se acerca al margen cervical, donde constituye la cuña adamantina; b) la cortical alveolar, también conocida como lámina dura, representa la cortical interna del alvéolo dentario y se presenta como una fina línea radiopaca, uniforme, cuya morfología varía de acuerdo a la raíz dentaria, la cual contornea periféricamente. Se continúa sin interrupciones con la cortical del alvéolo vecino para constituir la cresta alveolar, elemento importante en el estudio semiológico de las paradenciopatías; c) la dentina, de menor radiopacidad que el esmalte, representa el mayor porcentaje de tejido que forma el diente; d) el cemento, que en condiciones normales es muy delgado e imposible de diferenciarlo de la dentina, excepto en los casos de hiperplasia (hipercementosis); e) el proceso alveolar, cuyo aspecto radiográfico más frecuente es de estructura trabecular, radiopaca, que delimita espacios medulares radiolúcidos. Está sujeta a cambios fisiológicos con la edad y la función; f) la cavidad pulpar, que se visualiza por su alta radiolucidez, presenta una imagen que ocupa parte de la corona dentaria y alcanza los ápices dentarios, con una topografía que varía según el diente al que pertenece; g) el espacio periodontal, que corresponde al espacio que ocupa el ligamento periodontal, visualizándose como una delgada línea radiolúcida que contornea la raíz en toda su periferia.(Fig. 7), (Fig. 8) Además, el estudio radiográfico de las zonas alvéolo-dentarias debe considerar la sobreproyección de varias estructuras anatómicas, las que se deben tener presente dado que pueden llegar a complicar la interpretación diagnóstica. En el maxilar son: fosas nasales, cartílagos alares, espina nasal anterior, canal incisivo, sutura intermaxilar, canal lacrimal, seno maxilar, tabiques o septum sinusales, canales nutricios, gancho del proceso pterigoides, proceso coronoides, proceso cigómato-alveolar y proceso cigomático (U o V del malar). En la mandíbula se deberá tener presente: línea oblicua, línea milohioidea, fosa submandibular, canal mandibular, borde basilar, foramen mentoniano, espinas mentales (apófisis geni), foramina lingual; y protuberancia mentoniana. |
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE ESCUELA DE MEDICINA DEPARTAMENTO DE ANATOMÍA |