La nicotina es el alcaloide natural que se encuentra en la hoja del tabaco. En el humo del cigarrillo está suspendida en pequeñas partículas de alquitrán que se absorben a nivel de los alvéolos pulmonares, pasando a la sangre, tan eficazmente como si fuera inyectada. Los niveles y la vida media de la nicotina en la sangre depende de la forma de ingestión y de otros factores como el número de cigarrillos fumados o la duración que tiene el hábito de fumar. La nicotina también puede alcanzar a la sangre a través del aparato digestivo incluyendo la mucosa bucal y a través de la piel. En el estómago sólo se absorbe si el pH es elevado por ello, por vía digestiva la mayor absorción se observa a nivel intestinal. Sin embargo, la nicotina absorbida por vía gastrointestinal pasa más lentamente a la sangre pero su efecto es más duradero.

¿Cómo se distribuye y qué ocurre con la nicotina sanguínea? La nicotina es rápidamente metabolizada en el hígado (80-90%) y también en el riñón y en el pulmón. Los principales metabolitos que se forman son la eotimina y la nicotina_1-N-óxido, que también son rápidamente eliminados por el riñón.
  1. Nicotina
  2. Receptor nicotínico en la membrana celular
  3. Sistema neuromuscular esquelético
  1. Sinapsis en el sistema nervioso central donde hay receptores nicotínicos
  2. Células secretoras (glándula) inervadas por terminales colinérgicos

La nicotina de la sangre es llevada además a los diferentes órganos donde actíua sobre los receptores muscarínicos y especialmente nicotínicos ubicados en ellos. Cuando se combina con ellos, produce despolarizaciones parciales de diferente duración lo cual significa la activación de una serie de funciones viscerales:

Después de atravesar la barrera hematoencefálica provoca una serie de efectos en el sistema nervioso central (ver recuadro).