El desarrollo del sistema visual humano ha demostrado paralelismo con los cambios anatómicos que ocurren durante el desarrollo cerebral. Para valorar el grado de desarrollo del sistema visual, se han estudiado en los niños sus preferencias visuales y su agudeza visual.

Al momento de nacer, las habilidades visuales de los niños parecen especialmente relacionadas con estructuras subcorticales. Durante los dos primeros meses de edad ellas parecen aumentar en paralelo con la maduración de las capas 4, 5 y 6 de V1. Se considera que esas capas participan en la conexión funcional que se establece entre el núcleo geniculado medial y la región temporal media, vía que se considera importante en el proceso de atención visual.

La agudeza y la viveza visual aumentan claramente durante los primeros cuatro meses de edad, al mismo tiempo que se establecen interacciones binoculares.

Todo este período que es de desarrollo rápido lo es también de fragilidad y de mayor vulnerabilidad a estímulos que pueden inducir patologías como estrabismos y ambioploia.

Los niños de menos de 8 meses de edad no son capaces de descubrir un objeto (juguete) oculto. Si a un niño de 5-6 meses, que está tratando de alcanzar un objeto, se le oculta este cubriéndolo con un paño se observará que el lactante retira su mano o detiene su búsqueda. Sin embargo, la mayoría de los niños de 7-8 meses de edad, que ven ocultar un objeto que es transportado de un sitio A a otro sitio B, lo buscarán en la posición A, aunque ella se encuentre vacía. Esta tarea se llama el error A-no-B (Piaget J), porque el niño responde en forma correcta en relación a la ubicación del primer escondite, pero no a la del segundo. Si el tiempo que transcurre entre hacer el ocultamiento y permitirle al niño iniciar la búsqueda es muy breve, el error no aparece. Pero si ese lapso aumenta, el error se hace presente. Usando ese test se demuestra que entre los 7 y 12 meses de edad, los niños aumentan 2 segundos por mes la posibilidad de caer en el error.

Para Piaget, alcanzar la habilidad de encontrar un objeto escondido representa una etapa en el desarrollo de un niño que demuestra ciertas adquisiciones que denotan madurez: intencionalidad, planificación, discernimiento.

En los animales hay un test que es equivalente a la tarea A-no-B, es el test de la respuesta retardada. En ellos se ha demostrado que fallan de realizar excitosamente el test si se les lesiona o se les extrae la zona dorso lateral de la corteza prefrontal. En los humanos la región equivalente se ubicaría en la circunvolución media frontal.

La corteza prefrontal se considera importante para la memorización del orden temporal de la información (antes y después).