Aprendizaje y memoria son mecanismos específicos que se activan por estímulos ambientales y que son capaces de modificar las conductas. Además, esos estímulos pueden influir en la conducta a través de su interacción con programas genéticos.
El aprendizaje es un proceso por el cual adquirimos información que se traduce en conocimiento.
La memoria, desde un punto de vista general, es la retención o almacenamiento de información. Como tal, desde un principio se consideró que la memoria era una propiedad general de la corteza cerebral, como un todo. Sin embargo, en la actualidad se considera que existen distintas formas y sistemas de memorias y que pueden asociarse a diferentes regiones cerebrales.
Las formas o tipos de memoria son procesos en que hay reconocimiento de algo (de un objeto, de una cara) en el marco de un determinado tipo de información (auditiva, olfativa o visual). En los sistemas de memoria, en cambio, lo que se recuerda tiene, además, una implicación. Considerando la forma en que puede evocarse la memoria de los sistemas y el posible substrato biológico involucrado, los investigadores han tratado de distinguir la memoria implícita de la explícita y la memoria declarativa de la no-declarativa.
Las memorias explícita y declarativa se caracterizan porque hay una recolección consciente de informaciones y experiencias pasadas y de habilidades motoras, en que se recuerda cómo hacer las cosas. Su substrato anatómico se relaciona con el lóbulo temporal medial.
Las memorias implicita y no-declarativa recuerda las cosas como son y qué son. Representarían las influencias inconscientes de las experiencias pasadas. El substrato anatómico involucrado estaría representado por diversas estructuras diferentes al lóbulo temporal medial.
En los seres humanos se han definido cinco sistemas de memoria: de memoria episódica, de memoria semántica, de representación perceptual, memoria de procedimientos y memoria de trabajo.