Los movimientos de los globos oculares están coordinados con los movimientos de la cabeza. Ellos dependen del sistema oculo-motor, que cumple dos funciones principales:

La fóvea es el lugar de la retina donde se obtiene una visión óptima. Sin embargo, se trata de una superficie muy pequeña (menos de 1 mm de diámetro) ubicada, en relación a un campo visual de alrededor de 200 grados, en el grado 1 de dicho campo. Es en este campo donde ubicamos los objetos por un proceso de exploración en el que, al mover los globos oculares, orientamos la fóvea la rápidamente hacia uno u otros de los objetos del campo. Cuando ubicamos algo en él, estabilizamos su imagen en la retina a pesar de los movimientos de la cabeza los cuales, además, están relacionados con los movimientos posturales del cuerpo.

El sistema oculo-motor esta representado por los músculos oculares extrínsecos con los respectivos circuitos neuronales que los controlan. Estos músculos son esqueléticos, voluntarios y se insertan, por una parte en el exterior del globo ocular y, por otra, en los huesos de la órbita. Ellos mueven los ojos en las direcciones deseadas y participan en cinco tipos de movimientos:

Los dos primeros tipos de movimientos corresponden a reflejos automáticos e involuntarios. Los otros son voluntarios.

Los músculos del sistema oculo-motor son seis: cuatro músculos llamados rectos (superior, inferior, externo e interno) y dos músculos llamados oblicuos (mayor y menor). La contracción de estos músculos provoca movimientos de los globos oculares en relación a tres ejes: