Como resultado del trabajo de los sistemas sensoriales y de los procesos cognitivos y de las capacidades emocionales del cerebro, se genera un potencial mental básico cuya salida natural, a través de los movimientos, es la conducta que se desarrolla a cada instante. De especial importancia es la conducta organizada expresada por los movimientos voluntarios.

Los movimientos son generados y regulados por los sistemas motores del sistema nervioso central. Estos sistemas, además, ayudan a la mantención del equilibrio y de la postura corporal y son importantes en el funcionamiento sensorial (movimiento oculares) y en la comunicación a través del lenguaje hablado y corporal (gestos).

Una característica importante que presentan los sistemas motores es la plasticidad y gracias a ella, los diversos tipos de movimientos son perfeccionables. Se logra así que todo tipo de conducta motora llegue a realizarse con facilidad y con gran eficacia.

Los movimientos son el resultado de la ejecución de programas motores los cuales, a su vez, parecen ser el reflejo de representaciones internas que resultan del trabajo de los sistemas sensoriales. Cualquiera que sea el sistema motor que se involucre con la ejecución de un movimiento dado, se esta tratando de cumplir como resultado, acercarse lo más posible, a esa imagen resultante de la representación interna, que es la que motiva el movimiento. Como característica de los sistemas motores, existe además en ellos la capacidad de acercarse el mismo resultado aunque la tarea motora se haga de diferentes maneras porque se emplean diferentes sistemas motores. Se cumple el principio de la equivalencia motora (D. Hebb).

Los sistemas motores construyen conductas a través del ensamblaje de actos motores elementales. Los sistemas motores pueden generar tres tipos de movimientos:

En todos estos tipos de movimientos los músculos se contraen y se relajan y al hacerlo así, mueven segmentos del organismo alrededor de puntos de apoyo (articulaciones). Resulta, entonces, que esos segmentos pueden cambiar de posición porque son empujados o tirados, es decir, porque actúan sobre ellos dos fuerzas opuestas. Los músculos que promueven un resultado en un sentido son agonistas, los que se oponen son antagonistas.