Se ha demostrado que en los terminales nerviosos existe una liberación basal, espontanea, constante de neurotransmisor, que se traduce en la presencia de pequeños potenciales, en la parte postsináptica, llamados potenciales en miniatura. Como se presentan al azar y su magnitud es pequeña (0.5-2.0 mV) no alcanzan a sumarse temporal o espacialmente como para configurar un PEPS que genere un potencial de acción. Esta situación se correlaciona con la presencia de un escaso número de vesículas en los sitios activos de liberación.

Diversos factores controlan el eflujo de neurotransmisor desde los terminales nerviosos:

  1. La frecuencia de los potenciales que invaden el terminal. Si la frecuencia aumenta se incrementa la cantidad de neurotransmisor liberado.
  2. Mecanismos locales relacionados con autorreceptores. Estos receptores se ubican en el mismo terminal que libera el neurotransmisor el cual se combina específicamente con ellos. Algunos autorreceptores al combinarse con el neurotransmisor del espacio sináptico, alteran la funcionalidad del terminal nervioso de modo que, en estas condiciones, los potenciales de acción inducen la liberación de mayores cantidades del transmisor. Ejemplo, receptores b1 de los terminales noradrenérgicos. Este efecto produce un aumento de la concentración del neurotransmisor en el espacio sináptico. En este caso, el neurotransmisor, la noradrenalina, se combina con otro subtipo de receptor, también presente en el terminal, los receptores a2. El resultado de la formación de este nuevo complejo provoca una disminución del neurotransmisor liberado por los potenciales de acción.
  3. Mecanismos locales relacionados con heterorreceptores. Estos receptores también se ubican en terminales nerviosos pero representan el blanco a neurotransmisores liberados desde otros terminales. Esos transmisores pueden estimular o inhibir la liberación del neurotransmisor.