Características de la Especie

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1- Planta en almaciguera en momento de trasplantar.

2- Planta en inicio de floración; nótese los estambres que cubren el pistilo.

3- Plantas determinadas (adelante) e indeterminadas (atrás) presentan una apariencia muy distinta.

4- Planta determinada en mitad de su desarrollo.

5- Planta indeterminada siendo guiada en mitad de su desarrollo.

6- Planta determinada a inicio de cosecha.

7- Planta indeterminada a inicio de cosecha.

El tomate (2n= 24 cromosomas) es una planta herbácea, perenne, pero se cultiva casi universalmente como una planta anual, por ser susceptible a daño por heladas y daño por enfriamiento. El sistema radical alcanza una profundidad de hasta 2 m, con una raíz pivotante y muchas raíces secundarias, en un radio de hasta 1,5 m. Sin embargo, bajo las condiciones más habituales de cultivo, el trasplante daña la raíz pivotante y resulta en un sistema muy ramificado, en que dominan raíces adventicias generadas en el hipocotilo y que se concentran en un 85% en los primeros 30 cm del perfil. La extensión lateral, a su vez, es limitada por el uso de implementos mecánicos de control de malezas.

El sistema caulinar es variable presentándose, básicamente dos hábitos o tipos de planta: indeterminada y determinada (figuras adaptadas de Ortho Books). La planta indeterminada es la normal y se caracteriza por tener un crecimiento extensivo, postrado, desordenado y sin límite. En ella, los tallos presentan segmentos uniformes con tres hojas (con yemas) y una inflorescencia, terminando siempre con un ápice vegetativo, resultado de una ramificación simpodial. En contraste, la planta determinada tiene tallos con segmentos que presentan progresivante menos hojas por inflorescencia y terminan en un ápice reproductivo, lo que resulta en un crecimiento compacto, más o menos erecto, ordenado y limitado.

Los tallos son ligeramente angulosos, semileñosos, de grosor mediano (cercano a 4 cm en la base) y con tricomas simples y glandulares. Sobre ellos se disponen hojas de tamaño medio a grande (10 a 50 cm), alternas, pecioladas, bipinatisectas (con folíolos a su vez divididos) y con numerosos tricomas simples y glandulares. En los tallos, usualmente cada tres hojas, más o menos, se presentan flores agrupadas en una inflorescencia cimosa que semeja a un racimo, nombre vulgar con que se conoce esta estructura. Cada racimo usualmente tiene entre 7 a 12 flores, sin embargo en las variedades tipo cereza el número suele ser mayor, pudiendo sobrepasar 100 flores por inflorescencia. Las flores son perfectas, hipóginas y regulares, con cerca de 5 o más sépalos verdes que siguen creciendo una vez cuajado el fruto, con 5 o más pétalos de color amarillo intenso que se alternan con los pétalos. Las anteras de los estambres forman un cono que rodea y cubre el estilo y estigma del ovario que está formado por dos o más carpelos. Al momento de antesis, el polen de las anteras pasa al estigma y mediante el proceso de autofecundación lleva a la fertilización de los óvulos, a la formación de semillas pardas, planas, arriñonadas y pequeñas (3 a 5 mm), y a la cuaja del fruto que constituye el órgano de consumo de la especie.