Las Bulas de Donación del papa Alejandro VI no solucionaron la controversia que se había iniciado entre españoles y portugueses tras el primer viaje de Cristóbal Colón. Por el contrario, los problemas prosiguieron a raíz de dos factores: por una parte, la línea demarcatoria propuesta por el papa en la segunda Bula Inter coetera -100 leguas al oeste de las islas Azores y Cabo Verde- resultaba no ser una línea recta y era difícil de concebirla en la práctica; por otra, Portugal no aceptó esta división argumentando que era imposible respetar las 100 leguas al oeste de estas islas, ya que la navegación portuguesa requería abrirse más hacia el oeste para aprovechar los vientos atlánticos y poder así dar la vuelta al continente africano.
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La presión del rey portugués Juan II tuvo sus frutos, de manera que los Reyes Católicos aceptaron buscar un nuevo acuerdo. Se convocó a representantes de ambas coronas a la localidad castellana de Tordesillas para el mes de junio de 1494. Ahí se llevaron a cabo las negociaciones, donde los lusitanos impusieron hábilmente sus criterios a los representantes de los Reyes Católicos. El 7 de junio se signó el tratado de Tordesillas, cuyas cláusulas más significativas eran:
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- Se fijó el meridiano de partición del Océano Atlántico a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, sin hacer referencia a las Azores. De esta forma, España tendría el dominio del hemisferio occidental y Portugal del oriental. Se había concretado así un verdadero reparto del mundo entre estas dos coronas.
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- Ambas partes se comprometieron a realizar exploraciones y ocupaciones sólo en el hemisferio que le correspondía de acuerdo al tratado, aunque se autorizó a los barcos castellanos a atravesar la zona portuguesa en los viajes de regreso a España provenientes del Nuevo Mundo.
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Para concluir este reparto del mundo que se estaba recién conociendo, en 1529 las coronas de España y Portugal volvieron a negociar en Zaragoza, para resolver el dominio de la otra mitad del planeta. Ello, porque el viaje de Hernando de Magallanes y Sebastián Elcano había permitido a los españoles acceder a las Indias Orientales por el oeste, que en ese momento estaban adjudicadas a los portugueses. El tratado de Zaragoza del 22 de abril de 1529 delimitó exactamente la zona de influencia portuguesa en Asia y terminó con las desavenencias que se habían producido con su vecino.
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