Reforma Agraria es un proceso de redistribución de las tierras agrícolas que en Chile se desarrolló con mayor impacto entre 1964 y 1973. Consistió en expropiar los grandes predios agrícolas, dejándole a los dueños una superficie variable según las condiciones productivas de la explotación y las condiciones agrogeográficas, que, por ejemplo, en Chile Central correspondió a superficies de 80 hectáreas de riego; sólo excepcionalmente alcanzaron superficies mayores, con un máximo de 320 há. El excedente de tierras fue repartido a los trabajadores de los fundos y a los campesinos propietarios de predios demasiado pequeños que constituían explotaciones de subsistencia o minifundio.