Punción Subcutanéa

Paso 1

Desinfectar la piel con una tórula humedecida en alcohol. Aplicar en el centro de la zona escogida con un movimiento circular hacia afuera. Se debe esperar que el antiséptico actúe y que se seque la piel; de esta manera se evita la introducción de antiséptico al tejido subcutáneo, el que puede producir dolor e irritación.

Paso 2


Para ejecutar la punción se debe sujetar la piel con firmeza; esto permite elevar el tejido subcutáneo y evita que la aguja alcance capas más profundas. Colocar la aguja con el bisel hacia arriba . Si se utiliza una aguja calibre 16 mm de longitud, sostenerla formando un ángulo de 45º en relación a la piel. Clavar la aguja con un movimiento rápido y seguro. Una vez insertada la aguja, aflojar la piel, de manera de no irritar las fibras nerviosas y causar dolor innecesariamente.

Paso 3


Luego traccionar el émbolo de la jeringa para comprobar el emplazamiento de la aguja. Si refluye sangre, retirar la aguja y comprimir el sitio de inserción con un tórula con alcohol; cuando esto ocurre no se debe inyectar el medicamento; esto indica que ha caído en un vaso sanguíneo y en este caso el medicamento pasaría al torrente circulatorio. Si al aspirar no observa reflujo de sangre, inyectar el medicamento lentamente.

Paso 4


El medicamento se inyecta lentamente. Nunca con rapidez; esto ejerce presión sobre el tejido y provoca dolor. Una vez que haya terminado de inyectar, coloque una tórula con alcohol sobre el sitio de punción y retirar la aguja siguiendo la misma dirección utilizada para introducirla. En algunos casos se recomienda aplicar un ligero masaje sobre la zona de punción. Esta maniobra favorece la absorción y distribución del medicamento al dilatar los vasos sanguíneos y aumentar el flujo de sangre.


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