INFLORESCENCIAS

La inflorescencia corresponde a un racimo axilar largamente pedunculado; en la axila de la hoja de cada nudo reproductivo, y en forma alterna, se desarrolla un racimo floral. El número promedio de flores por racimo o por nudo es una característica genética bastante estable; en este sentido, la mayor parte de los cultivares produce dos a tres flores por racimo (Figura 14), aunque existen cultivares comerciales cuya producción promedio puede alcanzar a cuatro flores. En ellos, eventualmente, es posible encontrar plantas que logran producir cinco y, excepcionalmente, hasta seis flores en algunos de sus racimos. Los pedúnculos de los racimos, que son generalmente largos en los primeros nudos reproductivos, van disminuyendo progresivamente su longitud hacia los nudos superiores.
 
 

Figura 14. Racimo floral con tres flores.
 
 
En un cultivar que presenta dos flores por nudo, y considerando que en arveja hay un promedio de 30 a 50% de absición de elementos reproductivos, lo normal es que el primer, o los dos primeros nudos, presenten un alto porcentaje de flores solitarias; en los dos a tres nudos siguientes aumenta la frecuencia de nudos con dos flores, en tanto que en los últimos nudos reproductivos aumenta nuevamente la presencia de flores solitarias.
 
Los primeros cuatro nudos reproductivos del tallo principal en los cultivares precoces y los primeros cinco en el caso de los semitardíos, son los que producen una mayor superficie foliar y una mayor cantidad de vainas. Las vainas ubicadas en esos nudos producen a la vez un mayor número de granos, siendo éstos, a su vez, los de mayor peso en la planta. Esta situación determina que, en general, los primeros cuatro nudos reproductivos del tallo principal contribuyan, en promedio, con aproximadamente el 85% del rendimiento de las plantas en los cultivares precoces. En los cultivares semitardíos, en tanto, los cinco primeros nudos contribuyen aproximadamente con 70 a 75% del rendimiento total obtenido por cada planta.
 
La característica de las plantas de florecer secuencialmente hacia arriba, permite que se puedan observar a la vez, en una misma planta, flores y frutos en distintos estados de desarrollo (Figura 15). El esquema de floración de las plantas determina una maduración más temprana de las vainas ubicadas en los nudos inferiores; por esta razón, en el caso de cosechar en verde para el mercado fresco, siempre debería realizarse más de un corte en forma manual.
 
 
Figura 15. Plantas mostrando vainas y flores abiertas en forma simultánea.
 
 
 


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