Las células animales necesitan un aporte contínuo de nutrientes y oxígeno, así como la eliminación de los desechos del metabolismo celular. El sistema circulatorio tiene como funciones el transporte de nutrientes desde el aparato digestivo y regiones de almacenamiento hasta todas las células del cuerpo; transporte de oxígeno desde el sistema respiratorio hasta todas las células del cuerpo y de dióxido de carbono en el sentido inverso; eliminación de desechos metabólicos desde las células hasta los órganos de excreción; transporte de hormonas; mantenimiento del equilibrio hidrosalino; defensa contra organismos extraños y regulación de la temperatura en animales homeotermos. Es posible distinguir sistemas circulatorios abiertos y cerrados característicos de algunos invertebrados y vertebrados respectivamente.
En los vertebrados el sistema circulatorio consta de los siguientes componentes:
sangre, que consiste en un tejido conectivo líquido formado por células sanguíneas, y fragmentos celulares presentes en una solución acuosa.
corazón o bomba que impulsa la sangre.
sistema de vasos sanguíneos.
Los principales componentes celulares de la sangre son los glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas. El corazón bombea la sangre a través de un sistema de vasos interconectados generando presión contra las paredes de los vasos sanguíneos a la que se le denomina presión arterial. Existe además el sistema linfático que es una red de vasos interconectados cuya función es recolectar líquido desde el intersticio y reincorporarlo a la sangre, además de participar en forma activa en la defensa del organismo. El corazón debido al intenso trabajo mecánico que realiza está sujeto a presentar patologías que alteran su capacidad funcional y entre las más comunes se encuentra el infarto al miocardio.
[Esquema de los componentes del sistema circulatorio]